
La falta de información que tienen los padres y la comunidad sobre el desempeño de las escuelas de sus hijos, es uno de los problemas que afecta la calidad de la educación. Su consecuencia es una comunidad con bajas exigencias y control de calidad de los establecimientos y cuyas opiniones, a favor o en contra, dependen muy fuertemente de los beneficios inmediatos que recibe. Las familias más pobres no tienen posibilidades de “salida” del sistema en caso que no estén de acuerdo con sus resultados. Por otra parte, la precariedad de su capital social y cultural frente a las autoridades de los establecimientos y profesores los hace partícipes de una relación “sin voz” o completamente subordinadas a los mensajes de los directivos.
Estamos convencidos que la participación de los padres tiene muchos beneficios y por ello es importante promoverla; permite el ejercicio del derecho y su responsabilidad por ser los primeros y permanentes educadores de sus hijos e hijas; expresa una visión educativa donde el eje se ubica en la responsabilidad social, pues la educación es responsabilidad de toda la sociedad y no sólo de un gobierno; mejora la calidad de la educación escolar ya que se pueden incorporar con mayor facilidad los aspectos sociales y culturales de la realidad como también las necesidades e intereses de actores claves en la educación; facilita el logro de los objetivos transversales como son la educación sexual, la formación cívica o el cuidado del medio ambiente; y aumenta los recursos, especialmente humanos.