Necesitamos insertarnos con fuerza en la estrategia global que permitirá definir quienes serán los países conductores de la nueva civilización que se inaugura con este siglo. Chile tiene la oportunidad de ser líder de este proceso en nuestro entorno regional, pero para que ello ocurra, necesitamos ciertos ajustes internos que hemos estado postergando. Uno de ellos es la educación de toda nuestra población sin distinciones, ya no podemos seguir con ensayos o desarrollos pilotos que postergan los grandes cambios, principalmente, por que conocemos los caminos que tenemos que recorrer, y uno de ellos es en materia del desarrollo profesional de nuestros profesores. Nuestro país necesita nuevos profesores.

Para que ello ocurra hay que tomar decisiones que permitan hacer de la enseñanza una opción profesional atractiva, lo que, por ejemplo, exige mejorar la imagen y el prestigio de la carrera docente, así como “la competitividad de las remuneraciones” y de las condiciones de trabajo. Es necesario reforzar los conocimientos y las competencias de los docentes, lo que pasa por flexibilizar su formación inicial, adaptarla mejor a las necesidades de los centros escolares y reforzar su perfeccionamiento profesional a lo largo de su carrera. Tenemos que reclutar, seleccionar y emplear a los mejores profesores posibles. Para ello hay que flexibilizar sus condiciones de empleo y dar a los centros de enseñanza más responsabilidades en la selección y gestión del personal. Y también, tenemos que conservar a los docentes de calidad, lo que pasa por la evaluación y recompensa de la eficacia pedagógica y por ofrecerles posibilidades de diversificar su trayectoria profesional. Hemos estado encarando estos temas, estamos avanzando, pero no al ritmo que quisiéramos: necesitamos nuevos profesores que no vivan añorando un pasado que no volverá, si no que ansíen con pasión ser constructores del futuro que nos espera.

Por último, los docentes deben participar en la elaboración de la política de educación descentralizada. Tenemos los instrumentos, nos falta la voluntad y ello no es posible decretarla, se requiere decisión de los administradores locales y directores para que la construcción de estas oportunidades sean realidad, para que los docentes, junto a los miembros de la comunidad educativa, especialmente las familias puedan contribuir a definir lo que en cada centro escolar se necesita para mejorar los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes.

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